Estos días hemos estado entretenidos preparando material de formación a distancia y, entre otras cosas, también preparando parte del aspecto técnico necesario. Lo que viene siendo el software y el hardware, vamos. Creo que nunca he estado en un parto tan duro. Y eso que soy de los que llevan muchos años trasteando con las tripas de los cacharritos. Que si driver no-sé-qué por la derecha, que si incompatibilidad por la izquierda…
La historia tuvo final feliz pero he sentido la necesidad de contar la experiencia. Lo que en principio puede considerarse como una rutinaria puesta a punto de un programa se convierte en algo digno de cachondeo.
iShowU es un programa bien majo del estilo screencorder (grabar la señal del sistema) para mac. Ya lo habíamos usado anteriormente y además era un requisito sine qua non para poder continuar. La sorpresa se descubrió cuando encontramos una incompatibilidad con la versión que teníamos disponible y sistemas operativos superiores a Mountain Lion. Básicamente el programa se quedaba colgado durante la fase de codificación de los vídeos debido a un tema relacionado con el formato de audio AAC. En nuestro caso el formato de audio era obligatorio.
La solución que pensamos lógica sería adquirir una versión actualizada y listo. Particularmente me asustaba hacer el desembolso directamente sin saber que fuera a funcionar correctamente e intenté conseguir una «versión diferente» para asegurarme que todo funcionara correctamente. Dicho y hecho. Conseguí una versión más actualizada y el problema desapareció. Concretamente conseguí la versión 2.3.4 en la que justamente se solucionaba el error mencionado. Lo siguiente sería terminar de hacer pruebas y una vez comprobado que todo funcionase, dejarse caer por la App Store para hacer la compra como debe ser.
Pero resulta que el destino aún tenía otra sorpresita para nosotros: la combinación de requerimientos audio/video en lo que a codificación se refiere generaba problemas en sistemas Mavericks, el entorno con el que teníamos preparada la máquina comprada ex profeso para estos menesteres.
Llegados a este punto, y tras pedir ayuda técnica obtuvimos la solución mágica para casi todos los problemas relacionados con la tecnología: actualizar a la última versión disponible. A quién se le hubiese ocurrido, ¿verdad?
Me dirigí a la App Store y compramos la última versión disponible. Apple (no son los únicos) te lo pone todo tan fácil al tener ya registrados tus datos que con un par de clics ya has hecho el desembolso. Sin dolor. Casi ni te enteras. Y en el fondo desde el punto de vista de Apple es el chollo del siglo. Una experiencia de compra que permite al usuario hacer una transacción de una forma tan transparente que casi da hasta miedo. Ojito con los calentones y las compras innecesarias porque cuando no ves los billetes físicamente parece que duele menos. Quizá un día me anime a escribir sobre toda la psicología que envuelve estos asuntos. Pero volvamos al tema en cuestión.
El problema de hacer la compra tan sencilla y la seguridad que le prevees a un sistema tan masificado como es la App Store es que no te paras a fijarte en los detalles. Cuando ejecutas el programa y compruebas que vuelve a dar el mismo fallo de antes te preguntas si lo de no haberse fijado en los detalles tiene algo que ver. En detalles tan importantes como comprobar que la versión del programa que estás comprando es realmente la última disponible o no. Inexplicablemente la última actualización de iShow U en la App Store corresponde a la versión 2.3.2. Eh? Cómo? No había emoticono para expresar mis sentimientos en aquel momento. Pero donde los emoticonos no llegan, los gifs animados son la solución:

Así estoy yo cuando los problemas no dejan de salir
En esos momentos no sabes muy bien dónde meterte y te diriges a la página de los desarrolladores para comprobar con horror que en algún momento decidieron seguir actualizando su producto pero sólo comprándolo a través de su página web y, para más inri, si has comprado la versión en la App Store te ha tocado la lotería y te quedas sin actualizaciones. Aprovechas y te enteras que la verdadera últimísima versión es la 2.3.8 (changelog) donde sí que están solucionados todos los problemas. EPIC. Marvelous.
Pasamos una segunda vez por caja, esta vez directamente en la web oficial del producto (con su retahíla de problemas también, ¿eh? No penséis que pudimos comprarlo a la primera) y antes de encomendarme a todas las deidades posibles para que funcionara todo de una vez, pensé en si habría alguna forma de solicitar una devolución de dinero por la compra de una app. Que no son 3 euros de un minijuego, oiga.
Pero en Apple han pensado en todo y a través de iTunes (no vale directamente a través de la App Store, chúpate esa usuario) puedes solicitar un reembolso sin mucha complicación, si explicas correctamente qué ha pasado. Los pasos a seguir son más o menos estos. Básicamente entrar a los detalles de tu cuenta, mirar el historial de transacciones y notificar que quieres señalar un problema. No hay más historia. Y eso que buscando información en Internet encontré de todo: desde que es imposible, hasta que lo hacen sólo una vez por cuenta… Internet, ese lugar donde existen cosas como Yahoo Answers.
Debo aclarar que a la hora de enviar el formulario seleccioné en un primer momento la opción que se ve en la imagen. No es que fuese exactamente lo que me pasaba pero era la que más se acercaba a la realidad. Bien, con esa opción seleccionada da igual lo que escribas en el campo de comentarios porque al enviar te aparecerá un mensajito donde muy amablemente te recomiendan que soluciones el problema con los desarrolladores directamente. Todo facilidades cuando eres legal. Así da gusto gastarse el dinero y no pensar en lo sencillo que es buscar una versión «alternativa».
Opté por la solución alternativa más rápida, marcar la opción en la que indico que el problema no está listado y contar mi problema. Luego me puse a rezar.
Aquí le doy mi diez a Apple porque en cuestión de unas horas un empleado super amable del soporte técnico se puso en contacto conmigo para indicarme que tras revisar el caso, era evidente que teníamos derecho a un reembolso. Tras otro par de correos más nos animó a que escribiéramos a los desarrolladores para saber el motivo sobre la diferencia de versiones y la falta de actualizaciones. Yo creo que ellos por su cuenta les van a enviar unos matones, pero no lo puedo asegurar :P
Después de toda esta historia, aún sufrimos más problemas con el dichoso programita (ya actualizado a la ultimisisisísima versión). No podíamos acceder a algunas de las pestañas de configuración del programa. Debía ser una broma de cámara oculta porque ni borrando los archivos de preferencias había forma. Incluso intenté sin éxito abrir los archivos plist para intentar descifrar variables de configuración a ver si había forma de que algún día el programa funcionara bien. O simplemente que funcionara.
La solución supuse que sería intentar volver a una versión anterior, cambiar las preferencias y volver a actualizar. Pero claro, las versiones de la App Store y la de mi «tendero» al ser ligeramente diferentes no valían. Dado que tenía la URL de descarga de la última versión, pensé que si cambiaba el nombre del archivo y le ponía el nombre de una versión anterior igual había suerte. Et voilá! Esto es nivel hacker ofimático por lo menos!
Historia con final feliz que he querido dejar escrita por si algún alma errante se encuentra en algún momento con una situación similar con el programa o el proceso de devolución de una app.
¿La moraleja? Cuando tus padres te decían de pequeño que leyeses mucho, era por algo. Unos visionarios.